Consejos e ideas para instructores de yoga

Consejos e ideas para instructores de yoga

Cuando un instructor de yoga decide dar el salto y desarrollar un coaching instructor, hay un cambio básico que debe suceder: tenemos que empezar a considerar como un educador, relativamente a un profesional.

Y un profesional es alguien apasionado, experto y culto sobre el tema que ha elegido. Un educador es alguien que puede animar a los demás a alcanzar un grado distinto de eficacia. Veamos en qué se diferencian.

Si metodizamos nuestra formación de instructores como la de un profesional, podríamos cometer lo que yo llamo "El buen error". El error agradable es considerar que la formación se trata de lo que informo a mis estudiantes universitarios. Si predecimos de esta manera, entonces estamos tentados a presentar a los estudiantes universitarios el contenido de nuestras cabezas. Predecimos que si simplemente les damos suficiente información, van a ser educados. Aunque esto es muy bienintencionado, suele dar lugar a un método de "manguera de incendios" en el que saturamos a los estudiantes con información.

En lugar de eso, para pensar como un educador, tenemos que cambiar nuestra perspectiva. En lugar de considerar que la formación consiste en lo que yo informo a mis alumnos, modifico el objetivo principal. Reformulo la experiencia y defino la formación como lo que mis alumnos pueden HACER.

Al hacer que la formación se centre en lo que nuestros alumnos pueden hacer gracias a la experiencia educativa, modifico el objetivo principal de la experiencia, de mí (lo que digo o presento) al alumno (cómo el alumno puede actuar de forma diferente). Desde esta perspectiva, ahora me centro en la eficacia mensurable del alumno. Puedo establecer un punto de referencia transparente para lo que me gustaría que el alumno fuera capaz de mostrar o articular al final de la lección.

Esta modificación puede parecer fácil, pero debe replantear la experiencia educativa en profundidad:

Como educador, ahora tengo que establecer objetivos claros para la eficiencia de los alumnos,

Me quito el objetivo principal de encima y lo pongo en el alumno,

Tengo claro qué "insumos" necesita el alumno para alcanzar el rendimiento especificado, lo que reduce el riesgo de "dispararles" con información inútil,

Tengo un concepto claro de cómo evaluaré el éxito del alumno.

Antes de crear su próximo plan de clase, taller o formación de instructores, deténgase a pensar:

¿Qué quiero que el alumnado sea capaz de HACER gracias a esta experiencia de estudio?

Esta sencilla pregunta hará que sea más fácil dar el salto de profesional a educador, y ayudar a sus estudiantes universitarios a tener una experiencia de estudio rentable.